En la temporada 82/83 pasó casi de todo
Alfredo Cucalón, entrenador del CD.Caspe en la temporada 82/83, recuerda varias anécdotas que demuestran, según cuenta, el buen ambiente que existía a pesar de los aprietos económicos
Para ahorrar dinero, los desplazamientos se hacían en los coches particulares de los directivos y en un desplazamiento a Soria para jugar con el Almazán, el coche de Roberto Gracia sufrió un accidente…
En un viaje que fuimos a Almazán. A la vuelta. Me acuerdo que estábamos comiendo y esperando, esperando, que no venía, que no venía el coche de Roberto, el presidente, que viajaba con el masajista y dos o tres jugadores más. Resultó que se habían caído por un barranco.
Vinieron allí llenos de sangre. Suerte que no hubo ninguna desgracia en ningún sentido. El coche sí. Creo que el coche fue para la chatarra pero por lo demás no pasó nada.
Tras este percance, la junta directiva decidió que los desplazamientos se harían a partir de entonces en autobús. Pero, intentando ajustar el presupuesto al máximo el vehículo tenía alguna carencia…
Íbamos en un autobús de Zaragoza. Resulta que ese autobús solo llevaba calefacción en la mitad del coche. No sé si era la parte derecha o la parte izquierda. Pero vamos, todos nos poníamos en la parte donde estaba la calefacción sobre todo cuando hacía frio.
Esta temporada fue muy justa económicamente y, aunque se estaba a la expectativa de la construcción e inauguración de los Rosales, la directiva tuvo que pedir un préstamo avalado por los directivos…
Sí, la cosa iba un poco justa. Yo tenía en Zaragoza una charcutería. Cuando veníamos parábamos aquí. A lo mejor comían algo los de Caspe y desde aquí se marchaban ellos. Y claro, vendíamos huevos. Como Roberto tenía la granja de huevos, pues, nos bajaba los huevos y con los huevos hacíamos las liquidaciones.
Otra anécdota que demuestra el buen ambiente que había y como era todo, ¿no?